sábado, 4 de febrero de 2012

Darcy y la niebla



Admiro la película Orgullo y Prejuicio por muchas razones, es mi película favorita y a la vez mi versión favorita del libro. La he visto tantas veces, que no me atrevo a dar una cifra concreta. Cuando empieza, siento una especie de paz interior que me aisla del resto del mundo. Aunque toda la película me encanta, hay un par de escenas que adoro sobre las demás. Una de ellas es la caminata de Darcy al amanecer al final de la película.

Simplemente me quita el aliento.

Lizzy no puede dormir, así que decide dar un paseo de madrugada, cuando el sol ya empieza a despuntar, anunciando el amanecer, y entonces como salido de un sueño, ve a Darcy dirigiéndose hacia ella. Si prestáis atención, oiréis como Lizzy suspira cuando se percata de que alfuien está bajando la colina, o a lo mejor cuando se da cuenta de quien es. Entonces comienza la maravillosa música, al principio Darcy no es más que una silueta oscura y lejana que se abre paso entre la niebla, cruzando la hierba a grandes zancadas, como si fuera un sueño, pero sabemos que es él. Solo puede ser él.

Las leves y sutiles notas del piano ascienden a cada paso que da, y yo entro en un estado de catatonismo mientras le veo acercarse cada vez más hacia donde está Lizzy. La cual no se encuentra en mejor estado lúcido que yo por la cara de ida que tiene, ya que parece estar preguntándose si lo que está viendo es real o producto de la falta de sueño unida al frió.



El viento sopla, y hace ondear la levita y el pelo, se pueden escuchar con claridad sus pisadas en la hierba cuajada del rocío de la noche. Y sin saber muy bien cuando, en algún momento a pasado de ser una visión etérea a ser un hombre de carne y hueso.



Un hombre que se detiene delante de Elizabeth Bennet después de haber protagonizado el mejor descenso de colina de la historia. Una de las cosas que más me gustan de esta escena, es que cuando vemos a Darcy, lo que estamos viendo es lo mismo que está viendo Lizzy, la cámara le enfoca desde el mismo lugar en el que está ella. Lo que ayuda más si cabe a integrarnos en la escena. El paisaje es melancólico pero a la vez esperanzador, la luz del sol va rompiendo la oscuridad que hay alrededor de la pareja. Es muy simbólico, como la oscuridad de la noche representa el pasado lleno de problemas, y el amanecer el nuevo comienzo y la nueva etapa que les espera.


Joe Wrigth dijo sobre la escena, en Director´s Commentary:


"Tengo un problema con esta escena. Tengo mis dudas sobre ella porque quizá sea algo exagerada, demasiado romanticona, pero si no pecamos de eso ahora, ya no lo haremos. Este plano dura demasiado (en referencia al plano de la caminata de Darcy) pero si Matthew no se ha ganado este momento.... Había una maquilladora a mi lado mientras lo estábamos rodando. Me susurró: Ojala mi vida fuese así"


Por ello esta escena rebosante del romanticismo más pasteloso, idílico, perfecto y arrebatador, merece tener su propia entrada.

viernes, 3 de febrero de 2012

Subasta del manuscrito de Charlotte Bronte


¿Quién dijo que las autoras clásicas habían pasado de moda?
El Mussée des Lettres et manuscrits (Museo de Cartas y Manuscritos) de París a comprado un manuscrito escrito por Charlotte Bronte a los 14 años de edad por la friolera cifra de 815.203 euros. El precio supone un record para un manuscrito de Charlotte y también para un manuscrito de las hermanas Bronte.
La venta se ha realizado en Londres, durante una subasta de Sotheby's, dedicada a literatura inglesa. El museo consiguió el manuscrito tras una riñada puja con el Museo de la Casa Parroquial Bronte, antigua casa de los Bronte en Yorkshire.
El pequeño manuscrito (del tamaño de la palma de la mano) está compuesto por 19 folios de 35 por 61 milímetros en los que hay 4000 palabras.
El manuscrito es el segundo de los seis números que escribió, y que contiene historias desarrolladas en la imaginaria Ciudad de Cristal, mundo fantástico creado por la Charlotte, Emily, Anne y su hermano para pasar el tiempo durante su niñez en los solitarios páramos de Yorkshire.
El museo ya cuenta con cuatro de las seis revistas que Charlotte escribió, el paradero de la última es desconocido, a las que se suma esta nueva adquisición, expuesta al público desde principios de año.
Charlotte a demostrado con el paso del tiempo ser la hermana Bronte más conocida, sus obras, por muy precoces que sean despiertan la curiosidad del público siglos después de ser escritas, y hoy en día siguen teniendo tanta vigencia como cuando fueron creadas.
Personalmente la considero una gran escritora, con ideas muy avanzadas para su época y condición, y reivindicaciones morales muy fuertes que supo llevar al papel de forma esplendida.


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