Sinopsis:
A Callie todo le sale mal; está cansada de ser la típica chica torpe y empollona. Por eso durante una excursión a Londres decide comprar su entrada a la popularidad: un auténtico par de zapatos Prada. Pero estos resultan ser demasiado altos y, nada más comprarlos, tropieza en una de las adoquinadas aceras londinenses y cae golpeándose la cabeza. Al despertar, se encuentra en 1815. De repente se ve perdida, pero por suerte la confunden con una antigua amiga de la familia del duque de Harksbury a quien esperan de visita. Allí conocerá a Emily, la amable prima de Alex, el guapísimo pero arrogante duque de quien Callie se enamorará perdidamente y quien parece esconder algo siniestro…
Después de un tiempo sin hacer críticas literarias tras mi gran decepción llamada
La Nueva Vida de Miss Bennet, la cual supuso un trauma austeniano para mí y para muchos de vosotros, he vuelto un poco más animada con
Prada y Prejuicio.
Prada y Prejuicio en realidad no tiene una conexión totalmente directa con Austen o sus obras, se sucede en el periodo de Regencia y algunos personajes y situaciones poseen características de Orgullo y Prejuicio, aún así, el título llama la atención por el divertido y elocuente juego de palabras, las cuales juntas tienen mucha relación con la trama, y además, el titulo asociado a
Orgullo y Prejuicio ayuda a vender el producto.
Teniendo en cuenta que el libro estaría inspirado en la obra de Austen y que por lo tanto no habría posibilidad de que la autora metiera demasiado la pata como una que yo me se......, estaba más tranquila a la hora de comenzar su lectura.
La trama de viajes en el tiempo a la época de Regencia ya había sido utilizada en
Lost in Austen, pero la historia de la mini serie no tiene nada que ver con la del libro Prada y Prejuicio, basicamente porque la protagonista no tiene nada de austeniana.
Callie, la protagonista, es una auténtica paria, nadie le habla, es totalmente invisible para el resto de chicos y chicas de su edad, esto la hace sentirse hundida e insignificante y le impide tomar la iniciativa para ser más abierta con la gente. Nuestra joven protagonista tiene la absurda idea de que si se compra unos carísimos, llamativos e incomodísimos tacones las chicas populares y cabezas huecas de su grupos le hablaran y la integraran en su selecto circulo. El problema viene cuando sus inestables tacones hacen que acabe en el suelo de cabeza, y la transportan a un lugar en el que no existen los coches, las farolas o el asfalto: La Inglaterra del S. XVIII
El destino la lleva hasta una enorme mansión en la que la confunden con una invitada americana a la que esperan recibir dentro de unas semanas, y que se llama Rebecca. Tengo que admitir que esta parte está un poco cogida por los pelos, ya que nadie le hace pregunta sobre el motivo de que aparezca en mitad de la noche, sola y sin equipaje.
En la casa se encuentran Emily, Lady Victoria y el maravilloso pequeño clon de Darcy, Alex. Por supuesto es de esperar que Callie, bueno....Rebecca, se quede automaticamente prendada del misterioso y distante Alex, al menos hasta que la protagonista saque conclusiones equivocadas de él, infundadas por los prejuicios. Cosa que ya hizo Lizzy Bennet en su momento.
Entretanto, Callie tendrá que intentar interrumpir el próximo compromiso matrimonial que atará a la encantadora Emily con un viejo rico y encontrar un modo de volver a su siglo antes de que aparezca la auténtica Rebecca en la puerta, y todo ello sin perder la soltura ni la compostura.
"El camino está flanqueado por cientos de faroles, y después de nuestra llegada aparecen otro tres carruajes. No sé si resulta absurdo que me enorgullezca de que el nuestro sea el más lujoso. Además, los otros van tirados sólo por uno o dos caballos mientras que del nuestro tiran cuatro. Eso tiene que significar algo, digo yo.
Creo que estoy empezando a entender todo este afán elitista. Seguro que un duque es el equivalente a una estrella de rugby. Y eso convierte a Alex en alguien rico, atractivo, e influyente. Y esta noche es como si fuera mi pareja para el baile."
El libro tiene un estilo Chick-Lit (creo que se dice así) ligero, sin profundizar demasiado en muchos temas, lo que es una pena, se le podían haber sacado más jugo a una gran cantidad de situaciones y conversaciones en las cuales las diferencias de siglo y mentalidad eran más que latentes. Creo que esto es debido a que la autora no ha querido adentrarse en tramas complicadas y quebraderos de cabeza, sobretodo porque escribió este libro pensando en dirigirlo a un público adolescente que busca lecturas sencillas y carismáticas, y que en su mayoría no esta preparado mentalmente para lecturas más fuertes o pesadas, esto no quiere decir que los que no seamos unos locos quinceañeros no podamos disfrutar de su lectura.
La historia de amor entre Alex y Callie es muy naive, algo que a algunos lectores no a parecido convencerles, pero que a mi me ha resultado totalmente convincente y adecuada. Alex, el arrogante y estirado duque irá abriendo su corazón a Callie entre bailes y paseos, y nos mostrará a un chico tierno que distaba mucho de la falsa y prejuiciosa imagen que mostraba en un comienzo.
De este libro canbiaría sin duda la edad de la protagonista, Callie solo tiene 15 años, y sabe cosas que chicas de esa edad no saben, me refiero a datos históricos o a como reanimar a alguien y cosas por el estilo, ese tipo de observaciones no concuerdan con alguien de su edad. Hubiera resultado más acertado que la autora le hubiera dado aunque fueran un par de añitos más, incluso la diferencia de edad con Alex es un poco chocante, él tiene 19.
El ritmo de libro fue un poco pausado al principio, pero se animó bastante a medida que avanzaba, con algún que otro giro argumental al final bastante bueno. El final me resultó insatisfactorio, pero ya se sabe que con libros que tratan relaciones entre personas de diferentes siglos, cuesta decidirse en cual de los dos acabaran o si acabaran juntos. Yo le habría dado otro final, ya que este desmereció la historia. ¿Que le voy a hacer? soy una perfeccionista romántica.
Libro recomendable, una historia amena, leíble, gracias a los cortos capítulos, con pasajes entrañables, yo me quedo sin duda con el capítulo 19 entero (para saber a que me refiero tendréis que leerlo), pero que para algunos puede que os resulte algo ñoño o puede que demasiado infantil, eso ya depende de vosotros y de vuestros gustos.
No es una lectura imprescindible pero si muy agradable para este verano.