Cuando pienso en el azul, no puedo evitar sentir esa pequeña punzada tristona y fría, la cual conozco tan bien, la misma que siento cada vez que escucho la canción de country The grass is blue, de Dolly Parton.


El azul me recuerda a la naturaleza, y a esos adorables y vastos horizontes planos que ofrece Inglaterra, los cuales no se pueden abarcar con los ojos, y te engullen y rodean de forma mágica y melancólica.
Cuando pienso en azul me asaltan unos claros y profundos ojos azules, mi ideal en un caballero, por ello me es imposible no pensar en los ojos de Matthew McFadyen, y por lo tanto en Mr Darcy.
El azul me acompaña en mi vida, a través de mis gastados blue jeans , y estos a su vez me recuerdan a los cowboys que tanto admiro.
Pero lo que más me recuerda al color azul son los príncipes, por algo los llaman príncipes azules.
El color azul esta íntimamente ligado a la nobleza y la realeza, debido a la visibilidad de las venas por la palidez de sus integrantes. ¿Quien no a soñado con encontrar al príncipe azul?
Los hay clásicos y animados, como Eric, mi amor platónico de la infancia...

Reales de carne y hueso....


O de película...


(¡si! el de la foto de arriba es David Beckham)
Príncipes rodeados de castillos, dragones y brujas, que se enfrentan a lo inimaginable por salvar a su amadas. Príncipes de cuentos de hadas.
Y como todo cuento de hadas......
.....el azul es el color de los finales felices.